Candyland se destaca por su contenido de THC, fluctuando entre el 18% y el 20%, prometiendo una experiencia tanto potente como equilibrada. Su predominancia indica se refleja en los efectos relajantes y eufóricos que provoca, haciendo de cada calada un paso más hacia un estado de bienestar total. El perfil de sabor dulce es un homenaje a su nombre, transportando al consumidor a un paisaje gustativo donde predominan las notas azucaradas y envolventes.
La apariencia de Candyland no se queda atrás; sus cogollos, bañados en una resina cristalina, son una visión de belleza. La densidad de los tricomas sugiere una potencia inigualable y una calidad de extracción superior, ideal para quienes buscan no solo disfrutar de su sabor y efectos, sino también explorar las posibilidades que ofrece en la elaboración de concentrados y extractos.
Cultivar Candyland es adentrarse en un proceso gratificante. Con una fase de floración de 9 a 10 semanas, se adapta tanto al interior como al exterior, mostrando una robustez y una adaptabilidad envidiables. Su rendimiento es generoso, ofreciendo hasta 650 gr/m² en interiores y hasta 200 gr/planta en exteriores, bajo las condiciones adecuadas.
Pero más allá de sus atributos físicos y de cultivo, Candyland es una compañera ideal para quienes buscan alivio a diversas condiciones médicas, como la depresión, el insomnio o los espasmos musculares. Su perfil terpénico, rico en mirceno, limoneno y cariofileno, no solo define su aroma y sabor, sino que también contribuye a sus efectos terapéuticos, brindando una experiencia holística de alivio y placer.
