El proceso de cultivo de Grapefruit comienza con una selección meticulosa de los parentales más vigorosos y de mejor calidad genética. Estos parentales se cruzan con precisión para producir semillas estables y consistentes que capturan las características deseables de la cepa.
Grapefruit florece con exuberancia, desarrollando cogollos densos y resinosos que emanan un aroma embriagador a cítricos. Sus hojas exhiben tonalidades verdes vibrantes, salpicadas con pistilos anaranjados que contrastan maravillosamente.
El periodo de floración de Grapefruit varía entre 7 y 8 semanas en interiores, mientras que en exteriores, está lista para la cosecha a principios de octubre. Esta versatilidad permite a los cultivadores adaptarse a diferentes entornos y preferencias de cultivo, sin comprometer la calidad o el rendimiento.
Una vez cosechados, los cogollos de Grapefruit deslumbran con su potencia y complejidad. Su perfil terpénico dominado por limoneno y mirceno aporta notas frescas y cítricas, complementadas por matices terrosos y especiados.
Los efectos de Grapefruit son igualmente impresionantes. Al principio, ofrece una explosión de energía y euforia que eleva el ánimo y despierta la creatividad. Esta sensación de felicidad y enfoque es perfecta para actividades sociales o proyectos artísticos.