Visualmente, la Matanuska Tundra es impresionante, con hojas grandes y palmeadas, típicas de las Indicas, y una estructura robusta que se mantiene baja pero se expande generosamente en anchura con numerosas ramas laterales. Sus cogollos son densos y están cubiertos de una capa cristalina de THC, lo que la hace particularmente atractiva a la vista. Es ideal para cultivo interior, aunque en climas secos y áridos al aire libre, se comporta excepcionalmente bien, formando matorrales compactos que ofrecen rendimientos significativos.
En cuanto a sus efectos, la Matanuska Tundra es conocida por su alta potencia. Con un contenido de THC que ronda el 16%, ofrece un efecto eufórico y relajante, con un comienzo gradual que se intensifica con el tiempo. Esta variedad es muy apreciada por su capacidad para estimular la felicidad y la relajación, haciendo que sea una opción popular entre aquellos que buscan alivio de la depresión, insomnio y espasmos musculares. Además, su perfil de terpenos, que incluye alfa-pineno, humuleno, mirceno y terpineol, contribuye a su sabor y aroma únicos, con notas de tierra, mentol, pino, limón y un toque dulce que deleitan el paladar.
El cultivo de Matanuska Tundra es accesible tanto para principiantes como para cultivadores experimentados. Su tiempo de floración es de aproximadamente 70 días, y puede ser cosechada durante todo el año, dependiendo del entorno de cultivo. En interior, ofrece un rendimiento de alrededor de 450 gramos por metro cuadrado, mientras que en exterior, cada planta puede producir entre 450 y 650 gramos. Con una altura promedio de 1.4 metros, esta variedad no requiere mucho espacio vertical, lo que la hace ideal para espacios de cultivo limitados.